1. Establecer y nombrar la meta

Son dos condiciones que motivan y acercan el objetivo. Cuando se pretende destinar unos recursos, por ejemplo, a realizar un viaje a Europa, el hecho de haberle puesto nombre al ahorro hace que este quede grabado en el inconsciente.

Giovanny Hernández, profesor de finanzas personales de la Universidad de La Sabana, recomienda que el ahorro debe iniciarse con la destinación mensual de entre el 10 y el 15 por ciento de los ingresos a la meta que se haya nombrado.

2. Trazar el tiempo para cumplir el objetivo

Teniendo en cuenta que no hay una constante que determine cuál es el tiempo adecuado para ejecutar un ahorro, dado que el término se fija en relación con las metas individuales y el porcentaje que se esté asignando para cumplirlas, lo importante es que, desde el inicio, la persona mantenga una disciplina con el periodo que se haya fijado.

3. Identificar la capacidad adquisitiva

Es el segundo paso, necesario para determinar el monto que se le asignará al objetivo que se fijó. Para tal fin, Hernández anota que, antes de determinar cualquier monto para un ahorro, es indispensable tener pleno conocimiento de los gastos que se generan diariamente.

El experto sugiere que, dada la cercanía de los jóvenes con la tecnología, se deberían aprovechar las herramientas que las entidades financieras ofrecen para el control de los gastos, como lo es el caso de las billeteras, que permiten a los usuarios de dispositivos móviles controlar sus gastos en detalle y verificar cómo se está moviendo su economía.

Una vez se tenga conocimiento sobre los gastos, la persona estará en capacidad de asignar conscientemente los recursos para el ahorro.

4. Definir un plan de seguimiento

Es tan indispensable como la constancia en la ejecución del ahorro. Hacerlo garantiza que las metas se están cumpliendo en el tiempo y con los montos que se asignaron desde el principio.

En este sentido, dado que los jóvenes no suelen tener como cultura este tipo de procedimientos, el experto recomienda realizar el ahorro en una cuenta bancaria diferente a la de uso habitual, ya que cuando el dinero se encuentra en entidades financieras el seguimiento es mucho más fácil de controlar porque permite verificar tanto el detalle periódico de las transacciones como los movimientos ejecutados con ese dinero.

Fuente: portafolio.com

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