Stephanie Gray, importante líder provida canadiense y cuya conferencia en “Talks at Google” se hizo viral, participó recientemente en un debate sobre el aborto en el evento La Ciudad de las Ideas en Puebla (México), y destacó cómo las “poderosas madres” deciden no destruir a sus hijos sino entregarles su propio cuerpo.
La Ciudad de las Ideas es un foro de creatividad que se realizó en Puebla del 8 al 10 de noviembre. En el evento participaron más de 60 expositores de distintas áreas del conocimiento humano.
Gray, autora del libro “Love Unleashes Life: Abortion and the Art of Communicating Truth” (“El amor desata la vida: El aborto y el arte de comunicar la verdad”), participó en el debate junto a otras importantes líderes de la defensa de la vida como Star Parker, Toni McFadden y Marta Páramo.
A favor de legalizar el aborto participaron Maggie Krell, Mara Clarke, Robyn Blumner y Gloria Álvarez.
En un artículo titulado “El Amor Más Grande”, publicado este 18 de noviembre, Stephanie Gray recordó que en los días previos al debate “reflexioné en mucha oración sobre lo que debería decir durante mis segmentos del debate”.
En una pequeña capilla de Vancouver, en Canadá, la líder provida le preguntó a Dios “qué quería que yo dijera”.
El día del debate el moderador redujo el tiempo para conclusiones de 60 segundos a solo 30. “¿Cómo tomas un tema tan fuerte y destilas tu posición en solo 30 segundos de expresión? El viejo adagio ‘di una cosa y dila bien’ era más relevante que nunca”.
“Todo lo que puedo pensar es que pedí a mi equipo de oración que rezara ‘por una multiplicación sobrenatural de los minutos y segundos en el corto periodo que tenía para hablar’, y esa oración fue respondida”.
“Cada uno de nosotros, en nuestros cuerpos, tiene un ombligo”, dijo en su breve conclusión, señalando que “es un recordatorio de que cada uno de nosotros una vez fue un niño en el vientre. Una vez fuimos débiles y vulnerables y nuestras poderosas madres podrían haber decidido dominarnos y destruirnos diciendo ‘este es tu cuerpo dado para mí’. En vez de eso, en un acto de amor, nuestras madres dijeron ‘este es mi cuerpo dado para ti’”.
Gray señaló que antes de llegar a esa conclusión, las mujeres que promovían la legalización del aborto se habían apegado al “mantra de su movimiento de ‘mi cuerpo, mi elección’. En vez de rechazar enteramente su sentimiento, opté por definirlo. Cuando se trata de aborto es sobre elección, una elección de dos mundos”.
Se trata, continuó, de “una elección entre un mundo donde 1) Las personas se usan y abusan unos de otros exigiendo egoístamente ‘este es tu cuerpo dado para mí’, o donde 2) Las personas se veneran y se honran los unos a los otros ofreciendo ‘este es mi cuerpo dado para ti’”.
“Por supuesto, estos mundos no son nuevos. A través de la historia humana hay un patrón de oscuridad y pecado donde las personas se hieren unas a otras. Pero hace dos mil años, una persona que creció para convertirse en un rabino judío entró en nuestro mundo quebrado como un niño no nacido. Él, también, llevaría en Su cuerpo un ombligo. Él también sería Hijo, pero Él sería también Dios. Y como Dios, Él continuaría haciendo lo que el Padre siempre hizo por Su pueblo elegido. Él continuaría buscando la creación de lo que era ‘muy bueno’ para ganar sus corazones a la casa del Padre, Hijo y Espíritu Santo”.
“Pero las puertas a esa casa necesitaban ser abiertas porque el pecado las había cerrado. El castigo del pecado del hombre era la muerte, pero, en vez de eso, este rabino, Jesús, tomaría su lugar. Él, un inocente, tomaría sobre sí la consecuencia de la culpa. Él ofrecería ‘Este es mi cuerpo dado por ti’”.
Y en ese ofrecimiento, continuó Gray, “estaría una invitación, una propuesta: elegir el amor más grande sobre su opuesto”.