Cuando hace unos días el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sugirió suministrarles sustancias similares a desinfectantes a los pacientes con covid-19 para matar el coronavirus, desconociendo los enormes riesgos para la salud que esto podía representar, el mundo científico lo tomó como otra salida en falso del mandatario.
Al día siguiente, el 25 de abril, se reportaron en Nueva York 30 casos de personas intoxicadas por consumir cloro y productos de limpieza, en la misma vía que propuso Trump sin evidencia científica alguna.
Lo que no se sabía hasta ahora es que varias semanas antes de que el jefe de Estado norteamericano saliera con esta perla, al menos tres pacientes en un hospital en el sur de Bogotá ya eran parte de un ensayo clínico fraudulento, según han señalado las autoridades. A ellos, personas diagnosticadas con covid-19, un grupo de médicos les estaban suministrando dióxido de cloro, saltándose todos los protocolos de investigación.
La historia de este peligroso experimento comenzó a comienzos de abril, cuando el médico Yohanny Andrade, contratista de la Fundación Hospital San Carlos y quien había dado positivo para covid-19, utilizó el dióxido de cloro -un producto similar a un desinfectante, según la FDA- como tratamiento en sí mismo.
“Luego, de manera individual sugirió este tratamiento a tres pacientes, los cuales aceptaron de manera libre las recomendaciones que dicho profesional realizó en su momento y a su vez contó con el consentimiento de los mismos. Dichos pacientes fueron contactados por la Dirección Científica de la Fundación, quienes corroboran su consentimiento y se encuentran en buenas condiciones de salud”, confirmó la institución.
“La Fundación Hospital San Carlos no avala esta práctica, no hay ningún documento oficial de dicha investigación en la institución, ni tampoco cuenta con autorización para el desarrollo de la misma. Dicho producto no existe dentro de la institución, es decir, que no se ha adquirido, ni almacenado”, asevera el hospital en comunicado.
El experimento
Desconociendo los protocolos propios de su hospital e incluso los del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima), este experimento fue registrado el 7 de abril en clinicaltrials.gov.co, un sitio de la biblioteca de medicina de Estados Unidos donde se están reseñando los ensayos clínicos que se hacen en todo el mundo para tratar la covid-19.
Allí, bajo el nombre de ‘Determinación de la efectividad del dióxido de cloro oral en el tratamiento de covid-19’, se describieron los detalles de este ensayo fraudulento.
Además de Andrade, aparecen como investigadores Blanca Bolano, Oswaldo Leyva y Eduardo Insignares-Carrione como director de este estudio observacional con 20 participantes.
“La investigación se llevará a cabo entre abril y junio de 2020 con un diseño cuasiexperimental en dos centros de atención médica en una muestra de veinte pacientes. A través de intervención directa se medirán los cambios en los síntomas de infección después de la administración de la preparación del estudio, para determinar la efectividad del dióxido de cloro en el grupo tratado”, se detalla.
En otro apartado, los médicos puntualizan que la población del estudio será un grupo de pacientes médicos y profesionales de la salud con infección activa con covid-19, “de varios hospitales en Bogotá, Colombia, y Madrid, España” que se propusieron ellos mismos como candidatos para la investigación.
“Los pacientes recibirán la preparación de base de dióxido de cloro de 3.000 partes por millón (ppm) con instrucciones escritas y precisas sobre cómo prepararla y tomarla (…) Se debe tomar una cucharada cada hora, hasta que se termina el contenido de la botella de un litro”, indican.
Lo que no dicen los médicos es que de acuerdo con la FDA, el consumo de este producto puede significar efectos adversos como insuficiencia respiratoria; cambios en la actividad eléctrica del corazón; baja presión sanguínea causada por la deshidratación; insuficiencia hepática aguda; recuento bajo de células sanguíneas; y, vómito y diarrea severa.
En el mismo sentido se han pronunciado la Agencia Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica ANMAT, de Argentina; y el Instituto de Salud Pública (ISP), de Chile. En el pasado, Health Canada, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, la Agencia Francesa para la Seguridad de los Productos de Salud y la Agencia de Normas Alimentarias de Reino Unido han advertido sobre los riesgos de ingerir este producto.
Sobre el dióxido de cloro
El dióxido de cloro es sustancia que se genera al mezclar clorito de sodio, agua y ácido cítrico, un producto conocido comercialmente como Solución Mineral Milagrosa (MMS).
Andreas Kalcker es conocido por ser uno de los pioneros en la defensa y promoción del dióxido de cloro como tratamiento médico para el cáncer, el autismo, la malaria y otros padecimientos a nivel mundial. En su página web dice que “en solución acuosa a dosis bajas promete ser una solución ideal, rápida y efectiva para la eliminación de este virus”. Sin embargo, ha sido objeto de varias investigaciones y denuncias por hacer publicidad engañosa de este producto en diferentes países de Europa.
Según la FDA, el dióxido de cloro es un agente efectivo para prevenir el esparcimiento del coronavirus, pero sólo en superficies, o en agua. Inyectar, respirar o ingerir soluciones con este producto químico puede causar efectos adversos a la salud.
De hecho, la Asociación Colombiana de Farmacovigilancia (ACFV), la Asociación de Toxicología Clínica Colombiana (ATCC), el Consejo Colombiano de Seguridad (CCS) y la Asociación Colombiana de Químicos Farmacéuticos Hospitalarios (ACQFH) declararon hace poco que “el consumo o inyección de productos químicos, como desinfectantes y productos de aseo y limpieza, genera graves daños a la salud e
incluso pueden causar la muerte” y que “ninguna de estas sustancias químicas ha sido diseñada o es apta para el consumo humano”.
En ese sentido, coincidieron en que “nunca deben utilizarse estos productos de manera diferente a la indicada en la etiqueta y tampoco deben mezclarse entre sí, debido a que pueden generar reacciones peligrosas causando graves daños a la salud”.
Duro pronunciamiento del Invima
Tras conocer este caso, publicado este fin de semana por Noticias Uno, el Invima, emitió una alerta sanitaria en la que advierte sobre el riesgo que representa “la promoción y patrocinio de investigaciones clínicas en seres humanos, con el producto dióxido de cloro como tratamiento para covid-19, sin contar con la autorización”.
La autoridad sanitaria señaló que a la fecha no se han presentado solicitudes en Colombia para realizar estudios clínicos sobre la seguridad y eficacia del dióxido de cloro y que esta sustancia no es reconocida como medicamento por ninguna agencia sanitaria.
En el caso de que se quiera emprender una investigación, “estos estudios sólo pueden ser realizados por instituciones que hayan demostrado previamente el cumplimiento de los requisitos establecidos por la normatividad sanitaria y que hayan solicitado al Invima la aprobación del proyecto”.
“Dentro de las bases de datos de los estudios que se están evaluando como posibles tratamientos para la covid-19 no se encuentra ninguno asociado al uso del dióxido de cloro. Por lo anterior cualquier institución que se encuentre realizando estudios clínicos con esta sustancia estaría incurriendo en irregularidades”, remata la entidad.
Por lo pronto, el Hospital San Carlos informó que Andrade fue apartado de sus funciones y será investigado por el comité de ética, mientras que Insignares no tiene relación alguna con la institución.
Fuente: ElTiempo.com