Sofía, de 47 años, comenzó a tener síntomas el día 5 de abril del 2020. Ella trabaja en el sector de la salud y procuraba todas las medidas de seguridad para proteger a su mamá, a su esposo y a su hija de 11 años.

A pesar de todo, un día comenzó a tener una tos seca constante que no le permitía dormir y le dolía mucho la espalda. “Por eso, el 5 de abril llamamos al médico domiciliario. Como no tenía fiebre le tomaron un electro y salió normal. Le dieron un analgésico, un relajante muscular y no le dieron incapacidad”, contó su esposo, Bernardo.

Sin embargo, al día siguiente, la mujer tenía jornada laboral libre y pudo descansar. “Pero a eso de las 5 de la tarde comenzó a sentir fiebre. Esta le llegó a 39,5. Subía y bajaba por el medicamento”, contó su esposo.

Al día siguiente la fiebre y el malestar persistieron y a pesar de todo, en la línea 195, les dijeron que los síntomas que describían no parecían ser de la covid-19 sino de un resfriado común.

También les dijeron que si el dolor continuaba, Sofía podía faltar al trabajo porque los decretos del Gobierno Nacional la facultaban. “Pero la llamaron del trabajo y nosotros nos preocupamos porque como EMI no da incapacidades pues temíamos que se pudiera afectar su situación laboral”.

Es por esa razón que Bernardo se arriesga y a las 9 de la noche lleva a su esposa a la clínica Country. “Allá le toman tres pruebas: una de influenza, una que no supimos de qué y otra de covid-19. Ese día la aislaron toda la noche en la clínica”, contó Bernardo.

El 7 de abril le dan salida a Sofía a las 11 de la mañana con la recomendación de estar encerrada en casa. “En el apartamento aislamos todo. Mi hija y yo nos acomodamos en el sleeping bag y con la abuela en un cuarto. Mi esposa reposó en la habitación sola. También aislamos loza y utensilios de ella y solo uno entraba a atenderla”.

Hasta el 28 de abril supimos que mi esposa dio otra vez positivo, yo di positivo y, afortunadamente, mi hija y mi suegra, negativo

Sofía estuvo mejor de salud aunque su tos persistía, entonces era Bernardo quien salía a hacer las compras. “Pero el 14 de abril llegó la noticia. Mi esposa dio positivo y ahí sí tuvimos que entrar en aislamiento extremo y medidas de limpieza como aspirar, desinfectar, limpiamos techo, muebles, todo”.

Los días 18 y 19 de abril y después de mucha insistencia con los organismos de salud correspondientes al resto de la familia se les realiza la prueba. “Hasta el 28 de abril supimos que mi esposa dio otra vez positivo, yo di positivo y, afortunadamente, mi hija y mi suegra, negativo”.

Hoy todos esperan los resultados de una tercera prueba y a la familia le toca estar renovando la incapacidad de Sofía porque en la clínica donde trabaja la presionan todo el tiempo para que vaya a trabajar, es más, le dicen que apenas su examen salga negativo debe reintegrarse sin considerar que su esposo también es positivo para covid-19. “Yo no sé si es que piensan que ella está de paseo”.

Luego de esta experiencia Bernardo les pide a las autoridades en salud que los síntomas ligados a los cuadros gripales no se desestimen.

“Nosotros por iniciativa propia tuvimos muchos cuidados apenas mi esposa se enfermó pero qué pasará en otros hogares no tan consientes. Mi esposa recibió información telefónica poco clara por parte de personal seguramente no especializado, eso nos puso en riesgo y ahora somos positivos. Deberían tomar medidas concretas cuando se reporten estas situaciones. En estos tiempos nada es normal en lo referente a salud y cualquier persona puede ser transmisora del virus”, dijo Bernardo.

Según la Secretaría de Salud el nuevo coronavirus causa una Infección Respiratoria Aguda (IRA), es decir una gripa, que puede ser leve, moderada o severa. Puede producir fiebre, tos, secreciones nasales (mocos) y malestar general. Algunos pacientes pueden presentar dificultad para respirar.

El trabajador de la salud u otro personal del ámbito hospitalario que haya tenido contacto estrecho con casos confirmados para enfermedad por nuevo coronavirus (covid-19) debe adoptar medidas especiales.

La Circular 018 de 2020 expedida por el Ministerio de Salud y Protección Social, el Ministerio del Trabajo y el Departamento Administrativo de la Función Pública (DAFP) establece que teniendo en cuenta que la tos, fiebre y dificultad para respirar son síntomas principales los organismos y entidades públicas y privadas deben evaluar la adopción de medidas temporales.

Entre esas medidas está autorizar el teletrabajo para servidores públicos, quienes hayan estado en contacto con pacientes diagnosticados con covid-19 y para quienes presenten síntomas respiratorios leves y moderados, sin que ello signifique abandono del cargo.

Cada empleador es responsable de adoptar las acciones para el efecto y será responsabilidad del teletrabajador cumplir con esta medida con el fin de que esta sea efectiva, en términos del aislamiento social preventivo.

Fuente: ElTiempo.com

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