El presidente de Argentina, Alberto Fernández, decretó el aislamiento “preventivo y obligatorio” de la población desde este viernes hasta el 31 de marzo.
“Es hora de comprender que estamos cuidando la salud de los argentinos”, dijo Fernández en una alocución la noche del jueves.
Fernández señaló que se permitirá el comercio de cercanía -almacenes, supermercados, ferreterías, farmacias-, pero advirtió que la gendarmería y la policía vigilarán a quienes circulen por las calles y habrá sanciones del código penal para aquellos que no tengan justificación.
Vamos a ser absolutamente inflexibles. Se trata de una medida excepcional en una situación excepcional, dentro del marco de lo que la democracia permite”, enfatizó el mandatario
El aislamiento, similar a los que ya se aplica en Italia y en España, hace excepción para los trabajadores de la salud, seguridad, defensa, diplomáticos, y para aquellos que deban asistir a personas mayores o discapacitadas, así como para quienes atienden comedores escolares y comunitarios.
Funcionarán los cajeros automáticos, la recolección de residuos, el correo, y el transporte público urbano solamente para las personas autorizadas a circular.
“Se trata de evitar que el ritmo de contagio se acelere de tal manera que el sistema de salud no lo pueda atender”, explicó Fernández.
Según la Organización Mundial de la Salud, Argentina cuenta con 5 camas hospitalarias por cada 1.000 habitantes, la segunda tasa más alta de América Latina, después de Cuba.
El presidente anunció que se construirán ocho hospitales modulares de emergencia.
El gobierno había tomado el domingo varias medidas preventivas, como cerrar fronteras para extranjeros no residentes, cuarentena de 14 días obligatoria para quienes llegan de países más afectados, suspensión de clases y reducción de transporte público, además de otorgar licencia a los mayores de 60 años y recomendar el teletrabajo.
Pero hasta este jueves las calles seguían llenas de gente.
“Yo soy pobre, no puedo parar, tengo que salir a buscar cosas. Nunca viajé en mi vida y ahora me jodo por los viajes de otros”, dijo a gritos Susana Castro, una maestra de 62 años, quien caminaba en la céntrica calle Florida sin guantes ni mascarilla.En la ciudad de Buenos Aires y su periferia habitan unos 15 millones de personas, y es el lugar donde se concentra el mayor número de casos del nuevo coronavirus, con más de 70 % de los registrados.
La pandemia no puede llegar en peor momento para Argentina, que debe reestructurar su deuda pública. Esta semana registró una subida del índice riesgo país a 4.040 puntos (el doble de hace dos semanas) en medio del desplome de bonos argentinos en Wall Street.
El país sudamericano se había propuesto presentar a mitad de marzo su oferta a los bonistas privados extranjeros para negociar la reestructuración de casi 70.000 millones de dólares de su deuda pública. Pero ante la inestabilidad global pospuso ese lanzamiento.
La inflación de Argentina en 2019 fue una de las mayores del mundo, al alcanzar 53,8 %, con una economía en recesión desde mediados de 2018 y aumento de la pobreza y el desempleo.
Los servicios de emergencia de la ciudad de Buenos Aires pidieron a los argentinos permanecer en casa para evitar la propagación de la enfermedad.
“Estamos preparados, pero lo fundamental es que la gente se quede en su casa. La solidaridad de la gente es lo que nosotros necesitamos en este momento. Que el argentino entienda que se tiene que quedar en su casa para evitar lo que es el contacto social. No queremos esa propagación”, dijo Alberto Crescenti, director del Sistema de atención médica de emergencia (Same).
A las 9:00 p.m. (hora local), los habitantes de Buenos Aires salieron a sus ventanas y balcones para un aplauso colectivo a los trabajadores de la salud.
El alcalde de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, anunció medidas para fortalecer el sistema de atención sanitaria en la ciudad, con la incorporación de enfermeros y médicos además de camas de terapia intensiva y respiradores.
“El aumento de los casos que se viene dando en los últimos días y la experiencia que vamos recogiendo de las ciudades donde el virus está avanzando nos indica que podríamos estar, en los próximos días o semanas a más tardar, entrando en la etapa de la circulación social del virus”, advirtió Rodríguez Larreta.